La reducción de las ciudades

El declive de Detroit. Time fotos
Estamos acostumbrados por la historia del progreso humano al crecimiento continuo de las ciudades, a la necesidad de planes urbanísticos para abordarlo de manera racional y eficiente. Mas raro es el proceso contrario, el encogimiento o reducción de las mismas según la población la va abandonando. Este fenómeno está sucediendo en la actualidad en el Medio Oeste norteamericano desde hace algunos años. Un fenómeno ligado al proceso de desindustrialización de ese territorio que alguna vez tuvo un gran desarrollo ligado a las numerosas fábricas allí instaladas. El caso más llamativo es el de la ciudad de Detroit, que si bien mantiene su espacio geográfico, 359 kilómetros cuadrados, la vegetación descontrolada crece por la emigración de sus habitantes, el abandono de los edificios y la consiguiente destrucción. En 1950 la ciudad llegó a contar 1,89 millones de residentes, en el censo de 2010 se redujeron a poco más de 700 mil.
La reducción de las ciudades supone un gran desafío tanto como su crecimiento. Se necesitan recursos para concentrar de nuevo a la población para optimizar los servicios existentes que incrementan sus costes si ésta se distribuye dispersa en el espacio urbano. El caso de Detroit se convierte en un ejemplo. No hay un caso igual de despoblación en toda Norteamérica. Este fenómeno conlleva problemas sociales. Gran parte de los habitantes que quedan son gente con pocos recursos. Los barrios se vuelven inseguros y es la segunda ciudad más violenta de EEUU. Las viviendas a veces se venden a precios simbólicos, y tiene mayor número de incendios de lo normal. Por otra parte, gran parte de su patrimonio arquitectónico, los primeros rascacielos construidos a principios del siglo XX, han sido demolidos. 
En Europa, y en concreto en España, donde uno de sus valores más significativos es la preservación del mismo, resultaría inconcebible. Los centros históricos ligados a un pasado de varios siglos siempre han gozado de mayor importancia. Sin embargo el desarrollo de la globalización y la decadencia económica de países, de ciudades, que alguna vez tuvieron un nivel económico floreciente pueden tener a Detroit como un ejemplo de lo que pudiera suceder. De todas las maneras será un reto para las distintas comunidades y las administraciones respectivas transformar los espacios urbanos según los avatares económicos de comienzos del siglo XXI vayan incidiendo en las funciones y la relevancia de las ciudades.

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